martes, 25 de marzo de 2014

Días 6, 7 y 9. Érase una vez en Disneyland.

He vuelto. Como podéis imaginar he estado bastante liada y tiempo para pasarme por aquí, no he tenido. 
Estos días han sido una auténtica locura y con éstos días me refiero a todo lo relacionado con la Premiere de Veronica Mars que os cuento en la entrada anterior y que además, os digo, así en exclusiva, que tenéis por fin el artículo en Loving SeriesCuenta con entrevistas a casi todos los actores, saludos a todos los fans españoles, fotos y un reportaje. Todo hecho por una servidora, además, fuimos el único medio español que cubrió la Premiere en L.A, con lo que estamos muy orgullosos. Espero que os encante tanto como a mí. 

Como ha sido todo una locura, intentaré hacer un resumen de lo que os habéis perdido. 
De alguno de los días seguramente les dedique otro día aparte, como por ejemplo, PaleyFest, o esperaré a que esté en Loving Series y podáis disfrutar allí de todo.

Tras el día que ya os conté en Santa Monica y Venice, el sábado tocó ir a la bolera a celebrar un cumpleaños, a fallar unas cuantas veces, a disfrutar de escuchar Linkin Park con dos canciones seguidas, y a hacer tres strikes para rematar la noche. 

El domingo fue día de playa, tocó Long Beach pero nada que envidiar a Santa Monica o Venice Beach. Después de haberme enamorado tanto de éstas dos (de reenamorarme en el caso de Santa Monica), está complicado que alguna otra la supere o llegue a su altura. 



El martes fue el día del niño feliz, o mejor dicho, de Bea feliz. Y todo porque me llevaron a Disneyland. Recuerdo la primera vez que pisé Disneyland con 18 años. Sí, con 18, no con 10 menos que hubiera sido lo normal, no tuve la suerte de que me llevasen, pero sí la suerte de ir con el instituto cuando terminé. Y juro, y no hace falta hacerlo para todos aquellos que me conocéis, que disfruté más que todos los niños pequeños que allí se encontraban. No paré de ir saltando feliz de la vida por todo el parque mientras ponían las canciones de Disney. Fue una experiencia preciosa. Y ahora tocaba volver a un parque Disney siete años después. 
Ésta vez sí que pude montarme en la atracción de Toy Story. SÍ, victoria conseguida siete años después. Y os digo esto porque intenté de mil maneras subir en Disneyland París pero nada, el hecho de ir con gente mayor, o sin el síndrome de Simba (sí, el mío es síndrome de Simba, no de Peter Pan) fue lo que hizo que nadie quisiera montar, y como no iba por libre, me tuve que quedar con las ganas. Pero no pasa nada, sabía que volvería a tener la oportunidad y así fue. 
La cara y como me puse cuando vi a un gran Buzz Lightyear hablando fue para confundirme con una niña de cuatro años. Saludé a Buzz, quise hablar con él, hacerme su amiga, cantar "Hay un amigo en mí... "
Una vez montada en la atracción, disfruté más que muchos niños que había allí.  No pude montar en muchas cosas porque estaba lleno de gente, pero no me importó mucho ya que las atracciones son las mismas y ya había montado, además de que iba a volver. 
El día finalizó de una manera que no me esperaba. Y es que como sabréis siempre hay desfiles. Pues yo en el que vi en París, no vi ni rastro de El Rey León, y como podéis imaginar me indigné bastante, y me fui infeliz a casa. Pero aquí si salió, con música de "Circle of Life" incluida y me fui de allí más feliz que nadie. 

Y así finalizó el primer día de tres en la preciosidad de Disneyland. 

Volveré pronto, con suerte, para contaros todo lo demás. 

Anunciaros también que estoy en pre-depresión y que estoy empezando a buscar personas que me secuestren, o un clon que termine mi carrera, lo que sea más fácil. 

Have a great day! 

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